¿Cuántas veces has sentido que estás viviendo según un guion que alguien más escribió? Que cada decisión que tomas está marcada por lo que los demás esperan de ti, por lo que “deberías” hacer, en lugar de lo que realmente quieres. Las expectativas ajenas pueden convertirse en una carga invisible que llevamos todos los días, sin darnos cuenta de cuánto nos pesan.
Desde pequeñ@s, aprendemos a buscar la aprobación de los demás: la familia, las amistades, la sociedad. Queremos cumplir con ese ideal que parece ser “lo correcto”. Pero ¿qué pasa cuando cumplir con esas expectativas significa fallarte a ti mism@? ¿Qué pasa cuando te das cuenta de que lo que realmente deseas no encaja en ese molde?Hay un momento en el que necesitas parar y preguntarte: “¿Esto lo estoy haciendo por mí o por alguien más?” Y no, no es egoísta cuestionarlo. Es necesario. Vivir para complacer a los demás solo lleva a la frustración y al agotamiento. Porque, por mucho que intentes encajar, siempre habrá alguien que espere algo diferente de ti. Entonces, ¿qué tal si dejas de intentar encajar y empiezas a ser fiel a ti mism@?
Vivir para ti no significa ignorar a los demás o pasar por encima de ellos. Vivir para ti implica reconocer tus propios deseos, escuchar lo que necesitas y actuar desde ese lugar. Porque la vida es demasiado corta para vivir según las expectativas de alguien más.
No siempre es fácil soltar lo que otros esperan. Da miedo. Pero la libertad de ser auténtic@, de seguir tu propio camino, es un regalo que solo tú puedes darte. Y cuando empiezas a hacerlo, algo increíble ocurre: las personas que realmente te quieren, las que importan, estarán ahí para apoyarte. No porque cumplas sus expectativas, sino porque te ven feliz siendo tú.
Hazlo por ti. No por lo que esperan, no por lo que creen. Vive tu vida, porque nadie más lo hará por ti.