Ser mamá es una de las experiencias más desafiantes y hermosas que puede haber. Pero, entre el trabajo, la casa, las actividades escolares y todo lo que implica cuidar de los demás, muchas veces te olvidas de alguien fundamental: tú.
Es fácil caer en la trampa de pensar que priorizarte es egoísta, que todas las horas del día tienen que estar dedicadas a los demás. Pero aquí va una verdad que necesitas escuchar: cuidarte a ti misma no es egoísmo, es una necesidad. Si tú no estás bien, es difícil dar lo mejor de ti a quienes amas.
El problema es que, con días tan llenos, encontrar tiempo para ti puede parecer imposible. Sin embargo, ese tiempo no tiene que ser un bloque inmenso de horas. Puede ser un momento breve: cinco minutos para respirar profundamente, un café sin interrupciones, un paseo corto o incluso un ratito en el coche antes de entrar a casa. Lo importante no es cuánto tiempo tienes, sino cómo lo usas para recargar energías.Ser mamá no significa que dejes de ser tú. Tu identidad no desaparece porque estés dedicada a tus hijos, aunque a veces se sienta así. Encontrar momentos para ti misma es un recordatorio de que tu bienestar importa, de que puedes ser una mejor mamá si también te das lo que necesitas. Y, lo más importante, al cuidarte les estás enseñando a tus hijos que ellos también pueden cuidarse y priorizarse en el futuro.
Así que, aunque parezca difícil, encuentra un pequeño espacio en tu día para reconectar contigo misma. No tiene que ser perfecto ni todos los días, pero esos momentos contigo son una forma de recordarte que también eres importante.
El amor que das a los demás empieza con el amor que te das a ti misma. Cuidarte también es parte de ser mamá.