Vulnerabilidad y Fortaleza

Vulnerabilidad y Fortaleza

Hay algo que no nos cuentan sobre la vulnerabilidad: que es uno de los actos más valientes que existen. Vivimos en un mundo que nos ha acostumbrado a mostrar solo lo mejor, lo más fuerte, lo que siempre está en control. Pero todos sabemos que la vida no siempre es así. Nos enfrentamos a días en los que nada sale bien, en los que las emociones pesan, en los que simplemente, lo único que queremos es quitarnos las capas de «estoy bien» y ser nosotr@s mism@s.

Nos da miedo abrirnos, lo entiendo. Exponer nuestras dudas o miedos da vértigo. Nos han hecho creer que si lo hacemos, somos «menos», que estamos en desventaja. Pero, si lo piensas, ser vulnerable es exactamente lo opuesto. Es arriesgado, porque implica mostrarse tal cual somos, sin filtros ni máscaras. ¿Cuántas veces hemos evitado expresar lo que realmente sentimos por miedo a que los demás no lo entiendan o, peor, lo rechacen?

La ciencia dice que cuando nos mostramos vulnerables, se activan en nuestro cerebro áreas que promueven la conexión y la empatía. Parece que, al abrirnos, también abrimos un espacio para que otras personas se sientan cómodas y hagan lo mismo. Es como una invitación silenciosa que dice: “oye, aquí estamos bien, aquí se vale sentir”. Y es cierto: las relaciones más profundas y significativas suelen surgir de esos momentos en los que alguien, con el corazón en la mano, decide ser sincer@.

No hay una fórmula mágica para dejar de temer la vulnerabilidad. Es un proceso. Y puede que no siempre salga bien. Pero quizás se trata de probar, de intentar una y otra vez, de mostrar un poco más de lo que sentimos, y ver qué pasa. La apertura no siempre será perfecta, pero es un paso hacia la autenticidad. Y tal vez, en esa búsqueda, encontremos personas que, al vernos sin reservas, decidan quedarse, porque sienten que han encontrado algo real.